Para poder activar GSync necesitas una gráfica Nvidia y un monitor con GSync. En caso de que cumplas ambos puntos, el GSync lo que hace es que el monitor tiene un abanico de frecuencias a las que funciona (por ejemplo de 45 a 144Hz) de modo que cuando tu gráfica saca una cantidad de fps dentro de ese abanico, el monitor adapta los Hz a los fps, evitando que se produzcan cosas raras y mejorando la jugabilidad tanto en bajos fps como en altos fps.
Si el monitor no es GSync, entonces tiene una tasa fija de Hz (normalmente 60Hz) y tendrás que intentar sacar una cantidad similar de fps. Si sacas solo unos 40fps, quizá te puede interesar limitarlos a 30fps para evitar tirones y bajones. Si sacas cerca de 55-60fps lo normal es que dejes el VSync desactivado y con el limitador a 60. Si consigues una tasa superior a los 65fps, entonces conviene activar el VSync para que la gráfica límite los FPS a 60 para que vayan a la par con los 60Hz del monitor.
Jugando a 2K y 4K al tener más densidad de píxeles los bordes con dientes de sierra son casi imperceptibles, por lo que una buena opción para sacar algunos fps extra pasa por bajar al mínimo o desactivar los filtros anisotropicos, o AA, o Antialias ( depende del juego lo llaman de una forma u otra) y el postprocesado, pues los notaremos menos que si bajamos otros detalles. En según que juego podemos también bajar un pelín la escala de resolución, así el juego en vez de generar 3840x2160 sacaría algo menos y poder llegar a la fluidez deseada (los 60fps)