El artículo es muy interesante, y un poco triste al mismo tiempo. Especialmente, tu aportación sobre lo que pasa en países pobres.
Pero eso también pasa en España, y desde hace bastante, con otros bienes, como los coches. Seguro que todos conocemos gente que se ha comprado un coche con un valor de mercado por encima de sus posibilidades (normalmente, Mercedes o BMW) y luego tiene que hacer esfuerzos para llegar a fin de mes. Alguien con dos dedos de frente a lo mejor habría optado por un coche más barato y no tener que hacer tantos malabares para llegar a fin de mes, ¿no?
En realidad, estas empresas se lucran con esto, con el deseo de aparentar. Apple vive mucho de esto. Y Mercedes, y BMW, y cualquier marca premium. Sin entrar a valorar los productos que venden, lo que te venden no es una herramienta o un producto, sino que te venden un prestigio, un modo de vida, una imagen, etc.
Seguro que conocéis el eslogan de "¿Te gusta conducir?". Sí, me gusta conducir, pero me gustaría saber qué motor lleva el coche, la fiabilidad, los extras y no sólo ver el diseño que tiene, o lo "chulo" que es. Por supuesto, vende más así que anunciando que tiene ciento nosecuántos caballos, porque los números le hacen comparable con los otros, pero en cambio ninguno otro lo compras por que "te guste conducir" (esto es clave en márketing, es una estrategia básica).
Aún así, vender ese prestigio parece ser suficiente como para hacer que la gente pase por caja.
La gente es extraña. Compramos objetos porque creemos que nos harán más valiosos a nosotros mismos de cara a los demás, y para poder hacer eso pasamos miserias o hacemos esfuerzos y recortamos en otras cosas más importantes. Quizá deberíamos valorar a los objetos y herramientas como lo que son: objetos y herramientas, y separarlos de nuestra vida.
Porque lo gracioso es que mucha gente participa activa y voluntariamente de ello. Recientemente me preguntaron que qué smartphone tenía, que si usaba el "aifon". Yo respondí que no, que utilizaba un Android chino que salía súper económico y tenía unas prestaciones muy buenas para lo que costaba.
Y así me respondieron:
Ah :mmmm:
Léase con un poco de desprecio porque lo que yo tenía era basura. Su iPhone era mejor y así lo sabía. Lo que no sabía era que exactamente lo mismo que hacía con su iPhone de 600 euros, lo hacía yo con mi chino de 70.