Por cierto, ENDESA es propiedad en un 70%, de la italiana Enel (25% del Estado italiano). La patrioteros abanderados del liberalismo económico decidieron que lo mejor para los españoles era privatizar ENDESA. Una parte de los beneficios los recauda el gobierno italiano. No sólo es que paguemos precios desorbitados por la energía, sino que encima lo que pagamos sirve para que el estado italiano tenga más recursos económicos.
Por cierto II: normalmente pensamos en cómo nos afecta a nivel personal el precio de la energía, pero éste también afecta a las empresas, así como también lo hace el elevado precio de los locales comerciales a consecuencia de la especulación inmobiliaria.
La CEOE, los medios mayoritarios y, desde el PSOE al partido más a la derecha, ponen el grito en el cielo por las subidas del SMI "porque las empresas tendrán que cerrar". No son un problema el oligopolio energético y sus elevevadas tarifas ni los elevados precios de alguiler/compra de locales comerciales y/o industriales o el escaso márgen que dejan los intermediarios que exprimen tanto a productores agrícolas como a quienes venden sus productos al público. Como siempre, "hay que recortar por abajo",
mantener aumentar los beneficios de las élites económicas e inversores (que tantas veces acaban en empresas extranjeras o que tributan en España el mínimo imprescindible para poder desarrollar su actividad) a costa de los trabajadores españoles.
Otro tema que influye en el precio de la energía y también en el empleo es el de las energías renovables. Al depender energéticamente de los recursos de otros países por carecer de petróleo o gas, no nos queda otra que tirar de lo que "tenemos en casa" (viento y sol y dejando a un lado la nuclear). El hachazo de Rajoy a las renovables supuso la desaparición de algunas empresas españolas que eran punteras en investigación y desarrollo. Por otro lado, como la intervención estatal está proscrita en esta economía que "algún día" hará llover la riqueza sobre la clase trabajadora, el permitir que empresas como Gamesa acaben siendo propiedad de empresas estranjeras conlleva que, un día como ayer, sus germánicos propietarios decidan que se cierran las dos últimas fábricas que quedaban en España... ahora que la creación de nuevos parques (o renovación de los viejos) está en pleno crecimiento.
Eso sí, algo tendrán las redes sociales que son capaces de ponernos a todos de acuerdo en menos de una página.
Ya que estamos con el tema de las redes, estos días hay bastante polémica por el tema del baneo de Trump de diferentes redes sociales. "Censura y falta de libertad" o "son las normas de las propias plataformas y son libres de cancelar las cuentas que incumplan sus condiciones de uso".
No sé qué opináis vosotros (si es que alguien considera necesario compartir su opinión). Personalmente me parece que es un tema muy delicado, por un lado aplaudimos con las orejas que se borren contenidos o usuarios que puedan alentar la violencia en el caso del terrorismo, la legislación (o jurisprudencia, no lo recuerdo muy bien) española hace corresponsable a la página/red social que no borre este tipo de comentarios, a nivel global la corriente neoliberal defiende la no intervención del estado y que cada red social actúe según su propio criterio y, por otro lado, aceptamos con total normalidad que en foros como este (en el que de vez en cuando hay que recordarnos que mantengamos las formas) un usuario pueda ser baneado por reincidir en determinado tipo de mensajes.
Entiendo que hay tres escenarios posibles:
El estado interviene, dicta las normas, controla y por decisión judicial elimina contenidos, con todos los peligros que conlleva esto.
Son las propias redes quienes plantean unos términos de uso y pueden eliminar contenidos o usuarios que no se adapten a las mismas, como en el anterior caso, conlleva peligros similares sustituyendo el control del estado por el control de las grandes empresas.
Ausencia total de normas, no sólo para los
librepensadores trumpistas, sino para todo aquel que quiera publicar un contenido, por reprobable que creamos que este sea. No tendría nada que objetar en el caso de que nos pudiéramos considerar (a nivel global) una sociedad madura, pero como no lo somos me parece la peor opción de todas*.
Me parece que la menos mala, no siendo ninguna buena, es que sean las propias empresas las que decidan los contenidos. Tampoco me parece que esto vaya a mejorar, las redes van a seguir ahí y, al menos tengo esa impresión, la inmadurez y el infantilismo van a ir creciendo. Tengo la sensación de que las generaciones pasadas, quizá porque se criaron o educaron en circunstancias más duras, eran más maduras que las actuales. O quizá es tan sólo que al ver tanto tuerceboras junto cuando antes eran casos aislados en nuestro entorno, dé la impresión de que su número ha crecido y sigue creciendo.
*Me quedó un comentario muy corto XXXD...
A principios de siglo

(qué bien suena esto XXXD) y, a raiz de los atentados en NY, me dió por mirar blogs conspiranoicos. Una vez pasado el shock y el aluvión de noticias sobre el tema tengo la impresión de que la "conspiranoia" desapareció como fenómeno y se refugió en blogs muy enfocados en este tipo de teorías, desde las más básicas en cuanto a élites económicas a
lagartijos y todo tipo de maldades.
Tengo la impresión de que los conspiranoicos de los "viejos tiempos" se mantenían en esos círculos informativos pero no andaban alardeando de ello o "desvelando información de transcendental importancia" en cualquier otro tipo de medio y redes. Y tengo la total y absoluta sensación de que los actuales conspiranoicos han decidido "salir del armario" en cuanto ciertas tendencias políticas les han dado un mínimo de respaldo. Claro que quizá el político de turno considera que beneficia a su discurso alentar ciertas ideas, no cayendo en la cuenta de que, puestos a "conspiranoierar" no hay límites.
Ya no es sólo negar el cambio climático, sino que, desde terraplanistas hasta antivacunas, han llenado las redes, los whatsapps y todo aquel medio a su alcance para, en su particular exaltación de la ignorancia, salpicar a todo aquel susceptible de ser salpicado. Estos días algunos hablaban de la detención del Papa (ese
comunista como nos advirtieron las mentes más particulares de la política patria) por
nosecuantosmil delitos, el mensaje de los conspiranoicos trumpistas "Trust the plan" replicado por una diputada española o la inscripción en Parler (la red social que acogió a supremacistas, neonazis, etc. y que ha sido eliminada de los servidores de Google, Ámazon, etc. "al servicio del comunismo") de varios miembros del "centro", "centro derecha" y "derecha sin complejos" de la política española (me cuesta imaginarme a representantes políticos de centro y derecha europeos mostrando orgullosos sus inscripciones en una red como esta con mensajes como "comienza la revolución).
Si hace años los conspiranoicos eran un gropúsculo anónimo, hoy en día están respaldados por partidos con mensajes que alertan contra la "élite económica y mediática comunista que domina el mundo" o, en su versión de andar por casa, a la
España que madruga hablando del "control mediático de la izquierda" y alentando planes para derrotar a sus quijotescos "gigantes".