La práctica conocida como overclocking (antiguamente conocido como undertiming) pretende alcanzar una mayor velocidad de reloj para un componente electrónico (por encima de las especificaciones del fabricante).1 La idea es conseguir un rendimiento más alto gratuitamente, o superar las cuotas actuales de rendimiento, aunque esto pueda suponer una pérdida de estabilidad o acortar la vida útil del componente. Overclock es un anglicismo de uso habitual en informática que literalmente significa sobre el reloj, es decir, aumentar la frecuencia de reloj de la unidad central de procesamiento.
Esta práctica está muy extendida entre los usuarios de informática más exigentes, que tratan de llevar al máximo el rendimiento de sus máquinas. Algunos usuarios suelen comprar componentes informáticos de bajo coste, forzándolos posteriormente y alcanzando así el rendimiento esperado de los componentes de gama más alta. Por otro lado, los consumidores más fanáticos pueden llegar a adquirir componentes de última hornada para forzar su funcionamiento, y conseguir así pruebas de rendimiento inalcanzables para cualquier equipo de consumo. Por este motivo, la mayoría de los fabricantes decide no incluir en la garantía de su hardware los daños producidos por hacerles overclocking.
Hoy en día los fabricantes de hardware venden algunos de sus productos desbloqueados para permitir a los usuarios realizar overclock sobre los mismos;2 es el caso de, por ejemplo, GPU, CPU, etc.
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